La escultura es aún más escasa. Se reduce a las artes menores: cerámica, vidrio, marfil, cofres, etc. Sin embargo, existen relieves con motivos geométricos y caligrafía, en puertas y paredes. Este tipo de representaciones encuentra su ámbito en la élite social islámica, que gusta del lujo. Escultura como la del Patio de los Leones en la Alhambra es extraordinaria.
La cerámica comienza en el período abasí. El principal centro productor es la ciudad turca de Izmir (Esmira), en la que se fabricaron los primeros azulejos decorados.
En marfil destacan los olifantes (cuerno de marfil) de carácter decorativo y finamente labrados.
En la fabricación de vidrio aparecen nuevas técnicas, como el soplado y el vidrio pintado.
La madera se trabajó con mayor profusión, ya que las obras estaban destinadas a la talla de alminares, tribunas, mihrabes, armarios y recubrimiento interior de cubiertas.
Entre los metales sobresale el bronce, en el que aparecen motivos animales. Servían como objetos de vajilla o de uso religioso.