El arte islámico tiene una cierta unidad estilística, debido al desplazamiento de los artistas, comerciantes, mecenas y obreros. El empleo de una escritura común en todo el mundo islámico y el desarrollo de la caligrafía refuerzan esta idea de unidad. Concedieron gran importancia a la geometría y a la decoración que podía ser de tres tipos:
Caligrafía cúfica: mediante versículos del Corán.
Lacería: mediante líneas entrelazadas formando estrellas o polígonos.
Ataurique: mediante dibujos vegetales.
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